La
cocina tradicional ha evolucionado a cocina moderna o creativa en algunos
restaurantes. Muchos grandes chef también han experimentado esta evolución. La
evolución, en algunos casos revolución, viene marcada por la manera
de cocinar, la presentación… e incluso el diseño del plato, de redondo a
cuadrado pasando por rectangular.
Pero
si realmente queremos saber si estamos en un restaurante de “Cocina de creativa”, la lectura del
menú será el indicador más adecuado para sacarnos de dudas. El lenguaje en este
caso es primordial. El maridaje entre cocina y diseño comienza en el lenguaje
de la carta, más allá todo es posible.
En
esta cocina, el nombre de los platos debe de ser largo, algo críptico y ciertamente
poético. Poesía y misterio, estilo barroco pero sin llegar al churrigueresco.
Nombres creativos para ofrecer al cliente algo que suene diferente, elegante,
imaginativo… y a ser posible apetitoso.
Reducción, emulsión, cama, tempura,
deconstrucción, meloso, desmigada, empedrado, bronceado, fumé, extracto,
marquesa, princesa, imperial, delicia, capricho, artesanal o mar, son palabras
aceptadas. Con estas y otras, es menester componer un mini poema con versos
preciosistas para describir el plato a través de metáforas musicales y sonidos
onomatopéyicos. Los cocineros creativos más puristas hablan de “pintar”, más que describir el plato.
Si
en la carta del menú puedes leer algo parecido a esto:
"Reducción
de solomillo imperial bronceado, engalanado con esencias de capricho,
dormitando sobre cama melosa de patata"
Estas
en un restaurante de cocina moderna, con su mobiliario moderno, cocinero
moderno, platos modernos y un actor por camarero. Te han pintado un plato, han
puesto precio de tres cifras a la obra y además… te lo vas a comer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta lo que quieras. Pero recuerda, siempre con educación y moderación. No te vemos pero te leemos. Evítame tener que moderar/censurar tu comentario... detesto ese trabajo. Gracias, un saludo y bienvenido.