Si te has
fijado, cuando hay una sentencia judicial firme o una imputación formal hacia
un político, personaje público o persona de cierto prestigio, la reacción del
mencionado personaje y su entorno es siempre similar: "Respeto la decisión
judicial…".
Es raro oírles decir: "Acato la decisión judicial…". Acatar, es aceptar con
sumisión una autoridad, unas normas legales, una orden, etc. Además de sumisión,
la propia palabra implica cierta humildad y sometimiento…
Pero la
palabra "respeto" tiene en nuestros oídos un significado diferente. Implica
deferencia y cortesía en un mismo plano de igualdad. Manifiestas acatamiento
por cortesía. En esencia, estas diciendo a un igual que respetas su decisión,
sin compartirla. Eso significa que cuestionas el acatarla y someterte a ella,
aunque judicialmente no sea ya posible, ni tengas intención de hacerlo. Pero
utilizando la palabra “respeto”, ganas la dignidad que la posible sentencia te
ha arrebatado, lavas con un vocablo una vergüenza, una afrenta a tu honor.
Emplear
una palabra u otra tiene más significado de lo que parece. Fijarnos en esos
detalle nos dice mucho sobre las personas o instituciones cuando hacen
determinadas declaraciones.
Los nobles
"respetan" una decisión, los villanos la "acatamos".
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