Recuerdo
cuando conocí, hace ya casi veinte años, a Melanie… estaba fatal. No se
encontraba a ella misma y no encontraba tampoco a nadie que quisiera estar con
ella. Me comentó entonces que había coincidido en un rodaje con un tal Antonio.
De repente se encendió una luz en mi cerebro y la dije sin reflexionar: "¡Melanie
ese es tu nuevo hombre, español, bajito, moreno y actor como tú!".
Melanie
se quedo mirándome con ojos como platos, de repente se iluminó su cara, empezó
a dar saltitos y palmas al tiempo que exclamaba alborozada "¡Si, si,
si, ese va a ser mi torero español!". Así comenzó su historia…
Ella venía de la “aristocracia hollywoodiense”, él no dejaba de ser un advenedizo y un desconocido actor extranjero en el mundillo de Melanie. No obstante nunca dejé de animarla, yo sabia que Antonio era muy buena persona y además pertenecía a una cofradía. Lo de la cofradía era para mi una garantía, sabía que siempre iba a "llevar a Melanie en andas".
A
pesar de sus diferentes trayectorias, hacían una buena pareja. Desde entonces
el estado anímico de Melanie mejoró y la carrera cinematográfica de Antonio
despegó. En Hollywood nunca hubo papel protagonista –ni secundario– para un
personaje español, pero en la meca del cine siempre han sentido una debilidad
especial (algunas veces malsana) por sus vecinos los mejicanos. Nuestro moreno
y bajito actor era capaz de interpretar sin problemas el papel de mejicano. Y si
además fruncía el ceño, podía hacer de "mejicano malo".
Fueron
los tiempos de éxitos como "Desperados" y "La Máscara del
Zorro" entre otros. En esos años Antonio era joven y además de hacer de
galán, podía correr, saltar y hacer mil piruetas. Luego, con los años, vendrían
películas más relajadas pero no siempre acompañadas por el éxito.
Melanie –mientras tanto– no hacia tantas películas como Antonio, pero disfrutaba de
estabilidad emocional viviendo con nuestro actor malagueño. Recuerdo hace una
años que Melanie me dijo: "Villano, vivir con Antonio es como
asistir a una emocionante tarde de
toros y a una devota procesión, las dos cosas al tiempo".
Pero
todo tiene un fin, imagino que ambos han sacado los mayores rendimientos en
estos años de relación. Les queda todavía la tediosa y aburrida tarea de
repartirse millones de dólares. Desde aquí les deseo suerte en su nueva etapa
por separado.
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