Nobiles Patritii, con toga senatorial y con hebilla de
oro, donde se grababan cargos y emblemas. De estos tenemos unos cuantos en el
Congreso y Senado.
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Seguramente siempre te ha llamado la atención que los políticos, sobre todo en los niveles más altos, disfruten de un patrimonio considerable, vengan de familia “con posibles”, participen en empresas o tengan salarios superiores a la media… por encima del salario mínimo interprofesional. Patricios, les llamaban en Roma.
La mayoría de las veces esos mismos “patricios” terminan desempeñando funciones de alto nivel; ministros, presidentes de comunidades autónomas, portavoces, alcaldes o gestores de empresas públicas.
Nunca han sido incluidos en un ERE, no han cobrado un salario mínimo, engrosado las filas del paro, sufrido un desahucio, solicitado un subsidio o han tenido que aceptar trabajos en “negro” para llegar a final de mes. No ha padecido esos avatares, pero algunos si tienen experiencia en imputaciones, corruptelas, malversación, cohecho, prevaricación, juicios e incluso cárcel. Una experiencia que tú, como plebeyo, no tienes.
Es difícil aceptar que sean capaces de comprender al resto de los ciudadanos y sobre todo a los más desfavorecidos, ya que sus experiencias y vivencias son otras. Hay “otros mundos” y el suyo nunca ha estado incluido en el tuyo, ellos viven en una realidad y tu en otra. El problema es que ellos son los que gobiernan y legislan… por el bien de todos.
Si tu piensas así, siento decirte que eres un demagogo, ácrata, izquierdoso, extremista, proletario, antisistema y demás lindezas, amén de un plebeyo en toda regla.
La política no es fácil, ser político tampoco. Precisas de estudios, conocimientos, habilidades, padrinos y en algunas ocasiones de cierta ideología. También debes disponer de rentas saneadas para poder dedicarte a tiempo completo, no puedes ser político por la mañana y currito por la tarde o en el turno de noche. Así sólo llegarás a sindicalista, es algo pero no es todo.
Si tu familia no lleva décadas –algunas veces siglos– en política, no puedes aportar ni experiencia ni contactos. Para mantener tradición familiar y patrimonio sólo hay un camino; triunfar en los negocios, triunfar en la política o triunfar en ambos.
Tan difícil es que llegues a ser político, como que ellos gobiernen pensando en ti. Pero no olvides que vivimos en democracia, déjate de demagogia, protestas y zarandajas. Sal a la calle, reclama tu espacio y consigue el poder. No digas “basta”, mejor hazte de la “casta”. De plebeyo a patricio.
“La verdadera carga del senador es gobernar para el ciudadano, no para el mismo o su gente, sea cual sea su precio” (Anónimo plebeyo romano antes de convertirse en patricio y senador).
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