Los grandes depredadores de la Península Ibérica

Imagen térmica de un depredador solitario,
aunque no es raro verles actuar en manada

Cierto que nuestra Península Ibérica nunca ha conocido grandes depredadores. El oso, el lobo y el lince, son tal vez los más claros ejemplo de grandes carnívoros depredadores en nuestras tierras. La pobreza del suelo, orografía y sobre todo la escasez de grandes herbívoros, no ha permitido un desarrollo adecuado de los mismos.

Sin embargo zoólogos y naturalistas llevan advirtiéndonos desde hace unos años, de una nueva especie de depredador que está adquiriendo un desarrollo inusitado. Altamente eficiente y muy agresivo, este depredador está esquilmando la riqueza de las diferentes poblaciones. Grandes concentraciones urbanas e incluso poblaciones pequeñas, están siendo sistemáticamente atacadas y saqueadas.

El depredador habitualmente ubica su madriguera en las mismas localidades donde vive el rebaño, pasando totalmente desapercibido. Curiosamente la despensa –bien surtida–, la tiene a miles de kilómetros de distancia y en diferentes países, para evitar ser descubierta por guardas y lugareños.

Estos depredadores han incrementado su número en los últimos años. A pesar de ello, el Gobierno y las diferentes Comunidades le consideran especie protegida, motivo por el cual su número no deja de crecer. En nuestra historia hay multitud de casos similares, al parecer la naturaleza de nuestra Península favorece la proliferación de estas alimañas tan dañinas.

A pesar de ser especies autóctonas, y muchas de ellas endémicas de terminados municipios, sus hábitos y proliferación están resultando desastrosos. Los zoólogos advierten de la necesidad de organizar batidas o correr el riesgo de que acaben con la riqueza del país, condenando a sus habitantes al empobrecimiento y la desesperación.

La Unión Europea, ha amonestado en varias ocasiones al Gobierno por permitir y proteger esta “plaga”. Casos similares son raros en Europa, donde una dura normativa ejemplarizante no permite el desarrollo y proliferación de ejemplares tan dañinos para la economía.

Si conoce en su localidad la guarida de alguno depredador semejante, denúncielo a la autoridad competente. No intente ningún caso enfrentarse a él o abatirle en grupo. Recuerde que esta protegido por ley… a pesar de la firme oposición de naturalistas, zoólogos e incluso ecologistas.