Voto Brios… cada vez que se celebra el Centenario de mi creador, debo oír y leer las sandeces más peregrinas y las teorías más descabelladas. Algunas de ellas por gente que nunca ha leído las obras de mi señor, ni tiene intención de hacerlo.
Según el siglo del Centenario, fantasean con las ideas de mi querido Cervantes, hablan de sus anhelos y de su vida. Ponen en boca suya palabras que nunca mencionó y en su mente ideas que nunca pergeño. Le interpretan y le malinterpretan, con un desparpajo más propio de bellacos que de gente cabal.
Según el siglo del Centenario, fantasean con las ideas de mi querido Cervantes, hablan de sus anhelos y de su vida. Ponen en boca suya palabras que nunca mencionó y en su mente ideas que nunca pergeño. Le interpretan y le malinterpretan, con un desparpajo más propio de bellacos que de gente cabal.
Nobles y villanos se animan para opinar. Parecen todos personas ilustradas, pero en fondo son más analfabetos y simples que mi estimado Sancho. En este cuarto centenario toca compararle con Shakespeare, el escritor más representativo de la pérfida Albión. ¡Pardiez, le podrían haber comparado con un escritor nacido en un país más querido!. Mi señor era un genio, pero no es de caballeros y hombres versados comparar a un genio con otro.
Y para mayor disgusto, algunos y algunas son capaces de decir los mayores disparates, como: “Cervantes era un feminista” u otras lindezas por el estilo. Además, para dar mayor rotundidad a sus declaraciones, se disfrazan de personajes cervantinos.
En verdad que estas cosas enajenan mi mente y envenenan mi espíritu. Si no fuera por el sensato Sancho, saldría a la calle para acuchillar a estos malandrines que mancillan la memoria de mi señor, le interpretan según sus gustos e ideas, logran fama y fortuna a su costa.
Pasado un tiempo las cosas vuelven a su cauce. Se olvidan de Cervantes y se olvidan de nosotros. Dejan de interpretarse sus obras, de publicar ediciones especiales, de editarse ensayos sobre su persona, sus ideas, sus novelas, comedias, entremeses y poesía… mi señor descansa en la desmemoria hasta el próximo Centenario.
Hasta dentro de otros cien años, sólo se acordarán de mi señor sus más fieles seguidores, los estudiosos más sensatos y los sufridos maestros… empeñados en que los futuros bachilleres del país conozcan su obra y lean mis aventuras. Ardua tarea por cierto y escasamente reconocida.
(*) Reflexiones de Don Quijote sobre la política española: “El Quijote y ¡La madre que los parió!”
Le felicito por la brillante manera de expresar lo que muchos pensamos.
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