La xenofobia es una “fobia” tan vieja como la propia
Humanidad. Hay personas que sienten miedo, rechazo u odio a la arañas, a las
serpientes, a los espacios abiertos, a los cerrados, a la CocaCola, a las mujeres, a los hombres, a los niños, a los viejos, a los extraterrestres… la lista de las “fobias” es tan larga como variada.
En el caso de la xenofobia, este miedo, rechazo e incluso
odio se centra en los extranjeros, sin distinción de edad o sexo. Cuando el
rechazo es a determinados grupos étnicos se suele llamar “racismo”, pero no
deja de ser una xenofobia más colorista.
La xenofobia social, es una nueva variante. En este caso
“fobia” a los ricos, a los pobres, a los guapos, a los feos, a los tontos o a
los listos.
D. Trump habla con nosotros y nos descubre las intimidades
de esta “fobia” tan actual como fascinante.
Es difícil
de precisar si es algo genético, ancestral o nace puntualmente como revulsivo a
una mala experiencia. En las Maternidades de algunos Hospitales, se han dado
casos extremos de bebes que no soportaban ver a bebes de una planta que no
fuera la suya.
En otras
ocasiones, la experiencia de ser aseado, cuidado y mimado por un auxiliar, con
permiso de residencia, pero oriundo de otro país ha desencadenado la reacción.
Los bebes se siente profundamente unidos a su madre y no gustan de cuidados
ajenos.
¿En el caso de esta xenofobia tan temprana, como se desarrolla durante
la adolescencia y luego en la edad adulta?.
Es muy
fácil de detectar los primeros síntomas. El adolescente siente aversión y
rechazo hacia los compañeros de un barrio diferente al suyo. La edad va agravando
los síntomas, ya adultos no gustan relacionarse con los que son de otra ciudad,
otra comunidad, otro país, otro continente u otro planeta. Por eso suelen tener
igualmente fobia a los extraterrestres.
En
esencia, escalan y globalizan su “fobia” a nivel interplanetario. En psicología
se conocen como “xenófobos universales”. No hay astronautas entre los
xenófobos, ni soportarían un encuentro en la “Tercera Fase”.
Además de para ser astronautas, ¿están invalidados para otros temas?
Por
supuesto, no pueden ejercer profesiones que les obligue a viajar o trabajar en
multinacionales. El simple hecho de cambiar de barrio, puede ser el desencadenante
de una “reacción fóbica”.
Los
enfermos de xenofobia tampoco pueden disfrutar de vacaciones en otras ciudades
y menos en otros países. No vamos a encontrar nunca un jubilado con xenofobia,
viviendo placidamente en la costa de cualquier país de meteorología amable.
Ciertamente, la “fobia” limita.
Antes nos ha hablado de una “reacción fóbica”. ¿En que consiste exactamente?.
Como
cualquier enfermo de “fobia”, el xenófobo reacciona virulentamente. En su caso, ante un
forastero o extranjero. Convulsiones, reacciones alérgicas cutáneas, gritos,
palabras soeces, diarrea, flatulencia, falta de apetito, ojos en blanco y
secreción salivar excesiva. En casos extremos puede golpear al objeto de su ira
y en el mejor salir huyendo.
¿Doctor… hay cura?.
Soy
psicólogo, no psiquiatra, estoy en contra del electroshock, la lobotomía, el
internamiento o la aplicación de tratamientos farmacológicos. Soy partidario de
la terapia grupal.
Hemos
experimentado con situar a un voluntario xenófobo en un grupo con personas de
diferentes razas, países, credos y incluso condición social, también había un
extraterrestre. Todos ellos… también xenófobos y voluntarios.
¿Y los resultados?.
Bueno,
hemos tenido desmayos, estados catatónicos, ataques de corazón, cuadros de
ansiedad, varios fallecidos y un caso de curación espontánea… estamos en los
inicios.
Con la esperanza puesta en la nueva terapia, nos despedimos de D. Trump, que además de inminente psicólogo, se presenta a las presidenciales de Estados Unidos por el Partido Republicano. Mucha suerte.
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