Tengo mi cuerpo ilustrado con mil historias personales. Con símbolos cuyo significado ya he olvidado.
Me han identificado como individuo y con un grupo. Han tenido funciones protectoras, mágicas o simplemente decorativas. Han mostrado mis ideas más personales, mis creencias, el nombre de mis amantes o de mis seres más queridos.
Han llenado mi cuerpo de una cantidad ingente de recuerdos y al mismo tiempo del deseo de eliminarlos. Ahora necesito mirar y no ver mi cuerpo ilustrado… para poder olvidar, para volver a empezar.
Tatuar esas mil historias en mi cerebro, donde yo decido las que se quedan y las que cambian.
Hermoso post
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