Comenzamos con Arrival.
Estilo documental, colores fríos, niebla y calamares en su tinta. Una película inteligente, intimista, vital y esperanzadora... son la etiquetas que
deberás utilizar para convencerte y convencer de que una película de ciencia
ficción no son sólo efectos especiales y guiones de "space opera". Los alienígenas una veces son buenos,
otras malos, pocas regulares y raras veces son ideales para preparar un buen arroz negro. Bon appétit.
La otra opción es Passengers,
buenos efectos, pocos actores –cuatro si contamos el robot–, acción, unos
segundos de crítica social y algo de humor… para al final dejar convertida la
nave espacial en un jardín botánico sui
géneris que Greenpeace hubiera rubricado. Un buen ejemplo de que no
son necesarios los alienígenas para hacer despropósitos, con dos humanos basta
y sobra.
La última opción, no podría ser otra,
es Rogue
One la nueva película de la saga Star Wars. Aquí tienes muchos efectos especiales y espaciales,
tiros, acción, cientos de personajes, alienígenas para aburrir y naves
espaciales para cualquier propósito o despropósito. Un guion básico, para no
abrumar a tu mente con sesudas preguntas, y un lenguaje sencillo para evitarte
un elaborado proceso de compresión.
En breve llegarán otras tantas de
películas y está vez vas a pasar miedo. El alienígena, para variar, es un
psicópata con gustos "gore".
Pero esa es otra historia… de ciencia ficción.
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