Pijus
Magníficus, con dos de sus oficiales, en un momento de la entrevista
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Después de un tortuoso viaje hemos llegado a una de las fortificaciones que protegen el Limes Germánicus, cerca del Rin. Nos espera Pijus Magníficus, tribuno de la Legión I Germánica en Bonn. En los muros del fuerte una pintada: "Germanus ite domun" (germanos marchaos), anuncia el problema.
Llevan siglos tratando de contener una emigración de germanos, una veces tranquila y otras sangrienta. El tribuno Pijus nos habla de estos problemas.
¿Pijus, cuantos años sirviendo a Roma en este apartado rincón del Imperio?
Un inciso, prefiero que me llames sólo Magnificus. Lo de "Pijus" fue mi abuela y lo de "Magnificus" mi madre, dos matronas terribles que me han dejado secuelas hasta en el nombre.
Pues verás, llevo ya más de diez años en este puesto controlando a los germanos, "lechosos" como les llamamos aquí. Empecé con Tiberio y posteriormente Calígula confirmó mi puesto.
¿Cuando empezó el problema?
Llevamos ya varios siglos así. Unas veces porque son empujados por tribus más salvajes que ellos, otras por hambruna y la mayoría de las veces fascinados por el mundo romano y esperando conseguir la ciudadanía. En verano atraviesan el Rin en patera, en invierno el río se hiela y cruzan andando. Algunas veces son grupos pequeños y otras cientos de miles en plan "invasión", arrasando todo a su paso.
¿Que métodos se están empleando para atajar el problema?
El que nos está dando mejor resultado es el de "prevención", cruzar el Rin arrasar sus poblados, saquear, violar y matar a todos. También hacer esclavos, pero pocos, los germanos son muy problemáticos. El otro método es de "contención", les esperamos en la misma frontera y les masacramos con las legiones. Por último, "búsqueda y captura" de los que han conseguido pasar. Una vez capturados les crucificamos o les degollamos, la elección queda un poco en manos del oficial al mando.
¿Pero son métodos en excesos expeditivos, poco humanitarios y muy sangrientos?
Estamos en el 39 d.C y Calígula es el emperador... con eso te digo todo. Lo hacemos sin acritud, sin odio, sin racismo, somos romanos civilizados.
¿Se ha intentado la integración?
En alguna ocasión les hemos dado acceso y tierras cercanas a la frontera, pero siempre tienen problemas con los locales. Los romanos se quejan de que trabajan más por menos, hacen competencia desleal en el comercio mediante falsificaciones, no pagan impuestos, saturan las tabernas, el circo, los lupanares, etc. Donde no les encuentras es en los baños públicos o en el teatro.
Son muy tribales y se adaptan mal al medio urbano. Además de ir desnudos de cintura para arriba, llenos de tatuajes, pintarrajeados, con greñas, teñidos, con piercing, dando voces y con la manía de tomar el sol sin protección hasta quemarse. Pasan del color blanco al rojo en cuanto atraviesan la frontera... por eso les detectamos (risas). La verdad es que son muy bárbaros en todos los aspectos.
¿No hay alguna organización que se ocupe de ellos?
Hace años una ONG de cristianos les daba alojamiento, comida e intentaba su integración. Pero se pusieron muy pesados con el tema de cristianizarles, ir a misa, bautizarles, darles la comunión, guardar ayuno y esas cosas. Los germanos se hartaron y degollaron a todos. Al final tuvimos que intervenir nosotros y crucificar a los germanos... fue todo muy desagradable.
¿Cual es el motivo de esto odio a los germanos?
Bueno... miden como media un metro ochenta, son muy corpulentos, blancos como la leche, rubios o pelirrojos y con ojos azules. Se necesita como media tres legionarios para matar a un germano descontrolado. Son un peligro, además de feos, sucios, sin formación y pocos estudios. Bárbaros hasta decir basta.
¿El resto del Imperio sufre estos mismos problemas?
Tenemos también un pequeño problema en la Islas Británicas, son tan barbaros y salvajes como los germanos, pero el número de los que atraviesan la frontera es prácticamente insignificante. Les mandamos directamente al mercado de esclavos. Cuando podemos controlar los flujos migratorios incluso nos resultan rentables.
¿En África y Oriente?
En África los bereberes controlan los que vienen del interior. Estas tribus nómadas nos venden algunos negros que capturan, el resto se los quedan. En Roma se venden muy bien por su exotismo y escasez.
En Oriente el problema es mínimo, toda la zona de Siria, Egipto, Judea, Capadocia, Mesopotamia e incluso Armenia es nuestra. Se cuelan algunos refugiados que huyen de los partos, pero les devolvemos al punto de origen o les crucificamos. Donde realmente tenemos el problema es a lo largo del Rin y el Danubio.
¿Magníficus, eres muy de crucificar?
Si, es muy económico –solo madera y clavos– y además es al aire libre.
Disculpe la indiscreción tribuno, ¿ya no cecea?
Ya no, eso fue en la "La vida de Brian" cuando estaba destinado en Judea. Allí teníamos problemas religiosos, pero no de emigración.
Nos despedimos de Pijus Magnificus y de su mujer Incontinencia Suma. Volvemos a Roma a informar a Calígula. Si el emperador lo permite, la entrevista se colgará en unas tablillas en el Foro y se publicará en el "Acta Diurna Populi Romani".
¿El resto del Imperio sufre estos mismos problemas?
Tenemos también un pequeño problema en la Islas Británicas, son tan barbaros y salvajes como los germanos, pero el número de los que atraviesan la frontera es prácticamente insignificante. Les mandamos directamente al mercado de esclavos. Cuando podemos controlar los flujos migratorios incluso nos resultan rentables.
¿En África y Oriente?
En África los bereberes controlan los que vienen del interior. Estas tribus nómadas nos venden algunos negros que capturan, el resto se los quedan. En Roma se venden muy bien por su exotismo y escasez.
En Oriente el problema es mínimo, toda la zona de Siria, Egipto, Judea, Capadocia, Mesopotamia e incluso Armenia es nuestra. Se cuelan algunos refugiados que huyen de los partos, pero les devolvemos al punto de origen o les crucificamos. Donde realmente tenemos el problema es a lo largo del Rin y el Danubio.
¿Magníficus, eres muy de crucificar?
Si, es muy económico –solo madera y clavos– y además es al aire libre.
Disculpe la indiscreción tribuno, ¿ya no cecea?
Ya no, eso fue en la "La vida de Brian" cuando estaba destinado en Judea. Allí teníamos problemas religiosos, pero no de emigración.
Nos despedimos de Pijus Magnificus y de su mujer Incontinencia Suma. Volvemos a Roma a informar a Calígula. Si el emperador lo permite, la entrevista se colgará en unas tablillas en el Foro y se publicará en el "Acta Diurna Populi Romani".
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