El lazo amarillo en Catalunya, un problema de quita y pon

El lazo, los que quitan y los que ponen

El lazo amarillo es muy típico en Catalunya e implica a tres actores principales: los que fabrican el lazo, los que ponen el lazo y los que quitan el lazo. Los primeros tienen un interés puramente económico, mientras los que ponen y quitan suelen ser voluntarios que realizan el trabajo a tiempo parcial y al descuido.

A groso modo estamos hablando de empresarios, independentistas y no independentistas los implicados en estas tareas con lazo. A pesar de ser una acción voluntaria, no esta exenta de ciertos riesgos como ser abroncado al poner o quitar. En casos extremos se puede llegar a la violencia, mientras el lazo permanece en el suelo sin saber si va a ser puesto o quitado.

La policía no suele intervenir con el lazo caído ni puesto, ya que tanto si quita o pone tendría problemas. Por el contrario, los barrenderos muestran una exquisita actitud neutral... si el lazo esta en suelo lo recogen y lo tiran, pero si está colgado lo dejan. Su prioridad es mantener limpio el suelo y dejar en paz lo que cuelga sobre el mismo.

El lazo es un simple trozo de tela o plástico de color amarillo y confección barata, pero con mucho trasfondo ideológico. Tanto trasfondo que algunos partidos políticos estarían entre los que “ponen” y otros entre los que “quitan”, mientras que la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) estarían entre los que “fabrican”.

Los lazos –de diferentes colores– siempre se han utilizado como medio para expresar el compromiso con alguna causa justa y noble. Las “causas”, siempre son justas y nobles para los que las defienden y aborrecibles para quien las combaten. Si tu no eras afín a esa causa o tenías ciertos recelos, torcías el gesto o te ponías el lazo contrario. Arrancar y tirar el lazo del otro, como que estaban mal visto y era de mala educación.

Con el lazo amarillo se han perdido los buenos modales, la frase: “disculpe, se le ha caído el lazo”, es ahora impensable.